2.Hay quienes han llegado a Dios directamente, al haber dejado atrás todo límite mundano y al haber recordado perfectamente su propia Identidad.2A éstos se les podría llamar los Maestros de los maestros porque, aunque ya no se les puede ver, todavía se puede invocar su imagen.3Y aparecerán en el momento y en el lugar en que pueda ser de utilidad que lo hagan.
4A quienes su aparición les podría atemorizar, les dan sus ideas.5Nadie puede invocarlos en vano.6No hay nadie de quien ellos no sean conscientes.
"UN CURSO DE MILAGROS", Manual para el Maestro, 26. ¿ES POSIBLE LLEGAR A DIOS DIRECTAMENTE?

lunes

Conversando con Dios


Escuchemos hoy a la Voz que habla por Dios, la cual nos habla de una lección ancestral que es tan cierta hoy como siempre lo fue. Sin embargo, este día ha sido seleccionado como aquel en el que hemos de buscar y oír, aprender y entender. Escuchemos juntos, pues lo que nos dice la Voz que habla por Dios no lo podemos entender por nuestra cuenta, ni aprenderlo estando separados. En esto reside la protección de todas las cosas. Y en esto se encuentra la curación que brinda la Voz que habla por Dios.

Tu sanadora Voz protege hoy todas las cosas, por lo tanto, dejo todo en Tus Manos. No tengo que estar ansioso por nada. Pues Tu Voz me indicará lo que tengo que hacer y adónde debo ir, con quién debo hablar y qué debo decirle, qué pensamientos debo albergar y qué palabras transmitirle al mundo. La seguridad que ofrezco me es dada a Mi. Padre, Tu Voz protege todas las cosas a través de mi.
"UN CURSO DE MILAGROS", Libro de Ejercicios, LECCIÓN 275


8. ¿Queréis recibir los mensajes de Dios? 2Pues así es como os convertís en Sus mensajeros. 3Sois nombrados ahora. 4Sin embargo, os demoráis en transmitir los mensajes que habéis recibido. 5Y de esta forma, no os dais cuenta de que son para vosotros, y así, no los reconocéis. 6Nadie puede recibir, y comprender qué ha recibido, hasta que no dé. 7Pues sólo al dar puede aceptar que ha recibido.
"UN CURSO DE MILAGROS", Libro de Ejercicios, LECCIÓN 154: Me cuento entre los ministros de Dios


- ¿Le ha gustado el libro?.
- ¡No, no!, pero gracias por escribirlo. Leerlo no me convenció de que usted tenga conversaciones con Dios. Me convenció de que yo las tengo. ¡Gracias!.

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